Introducción


Junto al deporte, las artes plásticas, la política, la literatura, las prácticas artísticas y profesionales con los media, el cine, las ciencias humanas, las sociales y las naturales, las religiones, el pensamiento filosófico, la danza, la cocina ... , la música es una manifestación más de la actividad cultural humana. Entre todas ellas hay vasos comunicantes : sin excepción, desde la práctica de cada una se puede tener en consideración a cualquiera de las otras.


Es evidente que, desde un punto de vista puramente numérico, en cada uno de esos ámbitos, ciertas posiciones y argumentaciones gozan de mayor interés que otras. Eso ocurre independientemente de la forma en que se manifiestan sus planteamientos. No están claras las razones. Unos sostienen que simplemente es así, que no hay razones y que es necesario tratar como ley el hecho de que unos productos interesan más. Otros argumentan que ese interés es modulable y se magnifica por el efecto de las campañas publicitarias impulsadas por las empresas con actividad económica en los diversos sectores culturales.


La primera argumentación es claramente infundada porque no puede ser cierto que no existan razones para que las cosas ocurran. El nivel al que se pierde el hilo de las razones últimas acostumbra a ser mucho más profundo que el que aquí se plantea. Por compleja que sea, es necesario, al menos, tratar de entender la forma en que los hechos llegan a producirse -entre ellos, los culturales y los musicales que nos ocupan. La falta de interés en ello parece, simple y llanamente, tendenciosa, comprometida quizá con las estrategias de las empresas privadas que prefieren abordar la realidad desde perspectivas sospechosamente próximas al viejo conductismo, que prefería no elaborar teorías y trabajar únicamente con los datos, supuestamente, desde su punto de vista, la única manifestación fiable de la realidad. Cuando menos, esa perspectiva que presenta los hechos como dados es sospechosa de pereza intelectual, una actitud nada recomendable. Por el contrario, conocido el efecto de la manipulación política en las mentalidades en todos los espacios mediáticos del mundo, no parece nada descabellado pensar que los intereses comerciales sean tanto más capaces de influir en los gustos de las poblaciones humanas, cuando mayor sea su potencia económica. No existiría la publicidad, si ello no fuera cierto, ni los partidos políticos y sus propuestas serían tan visibles, si no se dilapidaran verdaderas fortunas con el fin de promocionarlos. Aparte de su efecto sobre las ventas, las inversiones multimillonarias en la promoción de algunos productos culturales tiene como resultado casi inmediato el crecimiento de alguna industria. Pero ello no se produce sin desequilibrio : lo que se crece por un lado se sustrae siempre de otro, donde languidecen los productos que no gozan del apoyo de las promociones publicitarias.


Parece normal que, en un contexto liberal como el que caracteriza la economía cada vez más común, las industrias culturales particulares inviertan parte de sus bienes en promocionar sus productos. Ello no explica, sin embargo, el grado de participación e interés de las instituciones públicas en esos productos. Más difícil aún de entender es la razón por la que en tantos casos algunas instituciones públicas actúan en beneficio de empresas particulares cuyo fin principal es el enriquecimiento. ¿Es simplemente por la fascinación por el número? ¿Por qué tienen más visibilidad mediática unas que otras? ¿No debería ser al revés? ¿Cómo es que, ante el enorme volumen económico de tantas actividades humanas, los presupuestos de cultura son tan escasos? ¿Por qué esos recursos se invierten en el mantenimiento de estructuras, en detrimento de los proyectos de creación y de las precarias economías de los creadores? ¿Por qué la especulación artística con el sonido es uno de los ámbitos peor tratados? ¿Es una cuestión de orden únicamente cultural o existen razones biológicas para ello? ¿Se trata de un rechazo ancestral ante lo desconocido, lo amenazador, lo irracional, es decir, ante todo aquello acerca de cuya presencia nos han ido informando las señales acústicas a lo largo de una vía filogenética extraordinariamente antigua?


Con esta actividad queremos indagar acerca del lugar de la creación musical y del arte sonoro en el contexto general de la cultura. Nos interesan las ideas de quienes piensan la música y el arte sonoro desde fuera. También, todos aquellos productos sonoros y musicales que se preguntan acerca de lo que ocurre en otros contextos de generación de productos culturales.